ALHAMBRA
notas del 28 062019
Sobre Alhambra hay un texto (parece
interesante) de Enrique Soria Mesa (Universidad de Córdoba) “UNA VERSIÓN GENEALÓGICA DEL ANSIA
INTEGRADORA DE LA ÉLITE MORISCA: EL ORIGEN DE LA CASA DE GRANADA” de su contenido se
espera saber más alrededor de la Alhambra. Empieza (costumbre) con dos citas. He aquí la primera cita:
"Don Pedro de Granada ... fue hijo del
ynfante Çelin, del linaje de los Reyes de Granada, que procedían de los Reyes
de Aragón, Çaragoza, de los godos", Fernando del Pulgar, Claros Varones
de Castilla.
Paréntesis sobre
la primera cita:
( N: Hernando
del Pulgar, el que se metió a caballo, en Granada,. Plantó frente a la mezquita
un estandarte de la virgen y quemó la Alcaycería… )
Wikipedia.- (https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_del_Pulgar (No
debe ser confundido con su contemporáneo Hernán Pérez del Pulgar.) Hernando
del Pulgar (o, más correctamente, de Pulgar) (Madrid, ¿1436? - ¿1493?), también
llamado Fernando o Fernán, fue un humanista e historiador español.
Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Hern%C3%A1n_P%C3%A9rez_del_Pulgar
Hernán Pérez del Pulgar y García Osorio (Ciudad Real, 27 de julio de
1451-Granada, 11 de agosto de 1531) fue un capitán del ejército castellano
natural de Ciudad Real (Reino de Castilla) que sobresalió durante la Guerra de
Granada, ganándose el favor de la reina Isabel la Católica y cobrando gran fama
en todo el reino. En vida fue conocido por el apodo Alcaide de las Hazañas o
simplemente El de las Hazañas, y su lema, forjado sobre la superficie de su
escudo, rezaba Quebrar y no Doblar. Conviene no confundirlo con el historiador
Hernando del Pulgar, otro castellano de la misma época.
Apunte sobre Fernado del Pulgar
Fernando
del Pulgar
No debe ser
confundido con su contemporáneo Hernán Pérez del Pulgar. Hernando del Pulgar (o, más
correctamente, de Pulgar) (Madrid,
¿1436?
- ¿1493?),
también llamado Fernando o Fernán, fue un
humanista e historiador español.
,
glosadas por Fernando de Pulgar.
BIOGRAFIA
El testimonio más antiguo, el de Gonzalo Fernández de Oviedo,
lo tiene por nacido en Madrid (y era hombre de gran
memoria, que lo conocía en persona).1 El bibliógrafo Tomás Tamayo de Vargas,
en el prólogo a Diego García de Paredes y relación breve de su tiempo (1621)
creía, fundándose en fray Francisco
de Santa María, de Loja, que se apellidaba en el mundo también Pulgar,
que Fernando de Pulgar nació en Pulgar, cerca de Toledo, tal vez por los años de 1430 o en 1435. De
esta opinión es Nicolás Antonio,
pero Pedro Salazar de Mendoza lo
da como natural de Toledo.
Quizás
descendía de judíos conversos, pues su padre era un escribano de Toledo, Diego
Rodríguez, y este solía ser oficio reservado entonces a los de tal estirpe. Se
educó en la corte de Juan II de Castilla,
y estuvo en la de su sucesor Enrique IV,
quien le nombró secretario real, profesión en la que continuó (1471) con su hermana Isabel la Católica y
a la que agregó el cargo de consejero de Estado. Fue embajador en Roma en 1473 ante Sixto IV y luego en París, hacia donde marchó en 1475 para comunicar
a Luis XI la muerte de Enrique IV; un tiempo
después volvió a París para concertar el matrimonio entre el delfín Carlos y la
princesa Isabel, hija de
los Reyes Católicos. En ese mismo viaje realizó negociaciones sobre los
condados del Rosellón y
la Cerdaña. Vuelto a la Corte, se le encomendó la
educación de varios nobles importantes:
Quatro dellos crío (educo) ahora
en mi casa... e más de quarenta ommes honrados e casados están en esa tierra
que crie y mostré
Letra
XXX, al Cardenal de España
En
1479 se retiró de la Corte y de la política a una finca con importantes viñedos
que poseía cerca de Madrid, en Villaverde, pero
en 1481 fue llamado para ser nombrado cronista real
por los Reyes Católicos,
cargo que ejerció imitando a historiadores latinos como Tito Livio. Elaboró en estas funciones una Chrónica
de los muy altos y esclarecidos reyes Cathólicos don Fernando y doña Ysabel en
tres libros que quedó incompleta, pues comprende los años entre 1468 y 1490.
Reluce en esta obra más la prosa que la exactitud histórica, pero gozó los
honores de una traducción al latín realizada por Antonio de Nebrija por
encargo de la reina; esta versión se publicó al fin en 1545 y 1550. En favor de
los marranos (judioconversos) replicó al cardenal y
arzobispo de Toledo, y obtuvo una indolente respuesta del inquisidor
general Tomás de Torquemada y
su gabinete. Su valentía le costó ser degradado del puesto de secretario real
al de cronista.
Todos
los códices y ediciones de su principal obra histórica, los Claros
varones de Castilla, 24 semblanzas apologéticas de altos personajes del
clero, la milicia y las artes de su tiempo al modo de Plutarco, derivan de una primera edición burgalesa y
contienen un texto censurado por
conveniencias de ese primer editor; se conserva, sin embargo, un manuscrito que
ofrece lecciones más fiables y sin censurar aún no impreso y descubierto
recientemente en el Museo de Santa Cruz,
en Toledo.2 En esta obra sigue los pasos del otro gran
biógrafo de la época, Fernán Pérez de Guzmán.
En cuanto a su epistolario, titulado Letras, se inspira en
las Epístolas familiaresde Cicerón y las de Plinio el Joven. Sin embargo, su obra de mayor éxito
fue la Glosa a las coplas de Mingo Revulgo, cuya primera edición
parece ser la de Fadrique de Basilea en Burgos, alrededor de 1485, en cuarto. Hay, asimismo,
un códice manuscrito en la Biblioteca
Menéndez Pelayo de Santander.
Obras
·
En 1485 y 1494 se publicaron en
Burgos sus Letras,3
treinta y dos epístolas a personas ilustres que son ejemplo de la prosa
humanística del Renacimiento castellano, y una de las pocas colecciones
epistolares romances del siglo XV.
·
En 1486 se publicó en Toledo su Libro
de los claros varones de Castilla,4
colección de cortas biografías de caballeros, eclesiásticos y cortesanos
ilustres parecida a las Generaciones y semblanzas de Fernán Pérez de Guzmán, pero de estilo más
sobrio y castizo, donde retrata a los 24 personajes más importantes de la corte
de Enrique IV.
·
Escribió, además, la Chronica
de los muy altos y esclarecidos Reyes Catholicos Don Fernando y Doña Isabel.5
Fue escrita en lengua vernácula por Fernando del Pulgar y traducida al latín
por Antonio de Nebrijaal que se le atribuyó
erróneamente cuando se imprimió por primera vez en 1565 en Valladolid. Dos años
más tarde se imprimió con el nombre del verdadero autor. Fernando del Pulgar,
en 1482 fue nombrado cronista real por la reina Isabel I de Castilla remplazando a Alonso de Palencia. Ese mismo año comenzó a
escribir La Crónica de los reyes Católicos. Según Vicente Blasco,
en el prólogo que escribe para la edición de 1780 de esta crónica, la obra
comenzó como un pasatiempo de su autor. Se le atribuye a esta hipótesis el
hecho de que muchos de los acontecimientos narrados ahí resulten poco exactos u
omita alguno de ellos. Sin embargo la narración cumple con las necesidades del
momento, que son legitimar y justificar, lo cual permite que se encuentre entre
los favoritos de la corona. La crónica intenta en parte alabar los logros de la
reina, pero también entremezcla los hechos con su experiencia y críticas
personales para examinar las cualidades y deberes del buen monarca.6
El objetivo de los Reyes Católicos era crear una narrativa
histórica de sus actos que debía ser escrita en latín y en lengua vernácula con
la finalidad de llegar a todos los sectores posibles para preservar su
reputación. Es por esto que el manuscrito llega a caer en manos de Antonio de Nebrija al que se le encomendó
la tarea de traducir al latín. Por dos años fue atribuida al traductor, sin
embargo debido a la cantidad de manuscritos con el nombre del verdadero autor,
la obra volvió a su autoría original en la impresión de 1567. La
Crónica de los Reyes Católicos fue revisada por el secretario de
Fernando II, Lorenzo Galíndez de Carvajal, quien se
encargó de “corregir y enmendar” los errores de los cronistas.7
Actualmente existe una edición facsímil publicada en el 2008 por la Universidad de Sevilla, editada y estudiada por
Juan de Mata Carrizo y Arroquia.
·
También glosó las Coplas de Mingo Revulgo (Burgos,
¿1485?).8
·
Oración dominica
del Pater Noster, con la exposición que fizo Sant Agustín, obra perdida. Una versión genealógica del ansia integradora... Sharq al-Andalus, 12
(1995), pp. 213-221
Notas y
referencias[
2.
↑ Carlos Alvar y José Manuel Lucía (dirs.), Diccionario
Filológico de Literatura Medieval Española. Textos y Transmisión. Madrid:
Castalia, 2002, p. 521 y ss.
3.
↑ «Letras en cervantesvirtual». Archivado desde el original el 18 de octubre de 2009. Consultado el 29 de noviembre de 2008.
5.
↑ Chronica de los muy altos y esclarecidos Reyes Catholicos
Don Fernando y Doña Isabel en
cervantesvirtual
6. ↑ David A. Boruchoff,
"Historiography with License: Isabel, the Catholic Monarch and the Kingdom
of God,” Isabel la Católica, Queen of Castile: Critical Essays,
Nueva York: Palgrave Macmillan, 2003, pp. 225-294.
7.
↑ Kalagan, Richard L. Los cronistas y la corona,
ed. Centros de estudios de Europa Hispánica y Marcial Pons Historia, Madrid,
2010, p. 89
Fuentes
·
Boruchoff, David A., Isabel la Católica, Queen of
Castile: Critical Essays, Nueva York: Palgrave Macmillan, 2003.
·
Johnson, Paul: La historia de los judíos, Zeta
Bolsillo, Barcelona, 2008, página 334.
·
Carlos Alvar y José Manuel Lucía (dirs.), Diccionario
Filológico de Literatura Medieval Española. Textos y Transmisión. Madrid:
Castalia, 2002, p. 521 y ss.
Enlaces
externos
·
Lecturas: 1486. Fernando de Pulgar, cronista de
los reyes
·
Image via Wikipedia
·
Pulgar, Fernando del. Claros
varones de Castilla. [1486] Madrid: Espasa-Calpe, 1942.
·
Fernando de Pulgar, cronista de
los reyes
·
Fernando de Pulgar fue “cronista oficial” del rey castellano Juan
II y de su hijo, Enrique IV, antes de servir como embajador en Roma de los
reyes católicos de España, Fernando e Isabel; los reyes más importantes en la
península Ibérica. Probablemente este hombre, que para nosotros es apenas un
nombre, nació en Toledo, en 1430, en una familia judía y murió o desapareció en
1493, mucho después de convertirse al cristianismo. Como todos saben, 1492 fue
el año del descubrimiento de América, de la expulsión de moros y judíos de
España y el año de la primera publicación de la Gramática
de la lengua castellana de Antonio Nebrija, primera gramática
europea sobre una lengua vulgar. Algunos críticos y biógrafos lo han definido
como humanista.
·
Este libro se compone de una serie de biografías minúsculas sobre
personajes de su siglo, aparentemente poco objetivas y muy probablemente con el
objetivo de adular a algún hombre poderoso de la época, además de la no menos
poderosa Isabel.
·
Sobre el almirante Don Fadrique.
·
El almirante don Fadrique era abuelo de Fernando de Aragón. A las
pocas líneas de recorrido ya apreciamos un rasgo común en la literatura y en la
cultura hispánica de siglos posteriores: aparecen las figuras “intermedias” del
poder. Los malos y excesivos son los “condestables”, como el de Castilla. El
rey, en cabio, es incuestionable. El héroe (víctima) que estaba por debajo de
los estamentos del poder, también.
·
Otra particularidad del relato, sobre todo considerando la época y
su condición de converso, es la narración en primera persona. El narrador se
convierte en autor: opina. Fernando Pulgar se entretiene analizando la conducta
de un lejano romano que se suicidó, a diferencia del almirante Fadrique que
vivió hasta viejo: “Si hay razones para alabar su vida no la hay para alabar su
muerte”, ya que fue suicidio. Luego siguen largos discursos moralizantes.
·
El marqués de Santillana
·
Ya leímos con algún cuidado la Carta del Marqués de
Santillana. Como era común e importante por demás en su época,
Pulgar se detiene en las virtudes físicas de esta alma extraordinaria. Era
“hermoso en las faciones de su rostro, de linaje noble castellano e muy
antiguo” y admirador de los “ommes de ciencia” (36).
·
Huérfano de madre y padre perdió sus tierras y luego las recuperó.
Pulgar refiere que el famoso poeta era alabado como hombre de ciencias y de
armas y no escatima elogios por su valor ante el combate. Fue capitán en
batallas contra cristianos y moros, donde fue vencedor y vencido. (39). Cuando
el rey don Juan lo elige para luchar contra los moros, recibió la noticia “con
alegre cara” (40).
·
Otra vez, como volverá a hacerlo cuando se describa a don Narváez
(104) Pulgar hace referencia a los romanos como contraejemplo moral. Menciona a
un capitán que debía degollar (hasta su propio “fijo”) para ser obedecido (42).
El marqués de Santillana “en corte era grand Febo, por su clara gouernación, e
en campo era Anibal, por su grand esfuerço” (43).
·
Un dicho de la época (podemos sospechar que no era de origen
cristiano) aseguraba que las virtudes traen alegría y los vicios tristeza. Y
como el marqués la mayor parte del tiempo estaba alegre, entonces debía ser
virtuoso (46).
·
Feneció sus días a la edad de 65 años.
·
El conde Don Rodrigo de Villandrando
·
Para resaltar las virtudes de su biografiado, el autor, a pesar de
ser un converso, se esmera en presentar a su personaje con orígenes “fijodalgo”
aunque sea hijo de un escudero. El otro recurso es la descripción física: buen
estado, fuerte, etc.
·
Por supuesto, también aquí se alaba el “estrago” y matanzas que
hace el héroe al enemigo en la guerra. La guerra era la principal fuente de
honor de la nobleza, y el honor el principal código moral. Así, don Rodrigo
guerra en Francia y contra los ingleses. Rechaza la oferta de un capitán inglés
para compartir el pan y el vino, porque después no le tendría tanta “ira” y no
podría hacer tanto daño como debiera.
·
De grandes virtudes físicas y morales, murió muy anciano, a los 70.
·
El conde Cifuentes
·
Más descripciones físicas. Tenía la lengua çeçeosa. “Era ijodalgo [sin
ache] de limpia sangre” (72). Es decir, no tenía una gota de sangre judía o
sangre mora.
·
En uso de algunos valores o poses posmodernas, este autor del
siglo XV destaca en el conde Cifuentes la franqueza, porque decía lo que le
parecía con elegancia cuando otros callaban por no molestar. Alaba el hecho de
que cuando recibió riquezas y el título de conde de la villa de Cifuentes [sic]
por parte del rey Enrrique [sic], no cambió su persona ni hizo extravagancias,
como si siempre hubiese sido noble y rico (77).
·
Murió muy anciano, a los 65 años, “al fin, entrado ya en los días
de la vejez, en los cuales suele más reinar en los ommes la auaricia” (77).
·
El maestre Don Rodrigo Manrique, conde de Paredes
·
Actuó en tierras de moros eventualmente. Batallas con moros e con
cristianos (igual que los otros). Entra en Granada y asalta los muros. Lucha
contra los moros pero no recibe la ayuda que esperaba de los cristianos. Se
elogia el arrojo y la disposición para la guerra. Muere a los 70 años.
·
Don Rodríguez de Narváez
·
Peleó contra los moros, los cuales, según Pulgar, eran mañosos en
este arte, los sometió y los obligó a someterse como vasallos y a pagar
impuestos al rey (104).
·
Si los romanos eran crueles, los castellanos eran muy apreciados
por su valor. Eso quedó demostrado cuando hubo guerra en otros países
cristianos. “sope que ouo guerra en Francia, e en Nápoles, e en otras partes,
donde concurrieron gentes de muchas naciones, e fui informado que el capitán
francés o italiano tenía entonces por muy bien fornecida la escuadra de su
gente, cuando podía aver en ella algunos caballeros castellanos, porque
conoscía dellos tener esfuerzo e constancia de los peligros más que los de
otras naciones” (106).
·
Sin embargo, cuando hubo guerras en Castilla no llegaron guerreros
de otras partes. La explicación del autor es que así como no se lleva hierro a
Vizcaya, donde abunda, los guerreros extranjeros no iban a Castilla porque allí
había muchos caballeros valerosos y así su valor sería poco estimado (106).
·
Del cardenal de San Sixto
·
Después de Narváez, Pulgar deja los guerreros y se ocupa de la
otra clase honorable, los religiosos profesionales.
·
También en estos casos abundará en descripciones físicas (otro
hombre alto) y en aclaraciones étnicas: el santo era de linaje de judíos, pero
convertidos a “nuestra sancta fe Católica” (108). Seguidamente, alaba sus
conocimientos en la ciencia de la teología.
·
Del cardenal San Ángelo
·
El cardenal era un hombre alto, “hermoso” y de linaje de fijosdalgo. Se resalta la
falta cobdicia y la permanente
alegría como virtudes. También algunas virtudes pr’acticas, lo cual es una
rareza, tal vez porque recordaba a los crueles romanos, aficionados a las obras
civiles: el cardenal también promovió la construcción de un puente.
·
Murió en Roma, a los 80 años.
·
El arzobispo de Sevilla
·
Tomó el apellido de su madre. De linaje de fijosdalgo de Galicia,
tenía el sentido de la vista desarrollado y por eso gustaba de las perlas y las
joyas. Procuraba la honra y la cercanía del rey Juan y luego de Enrique. Por
ello cosechó celos y enemistades hasta que murió a los 55 años.
·
El arzobispo de Burgos
·
Hijo de Pablo, obispo de Burgos, lo tuvo legítimo antes de entrar
en religión. También de linaje de judíos, como era común. Hablaba muy bien,
aunque como otros ilustres de la ‘epoca ten’ia el defecto que “çeçeaua un
poco”. El rey Juan le mandó tornar de lengua latina a lengua vulgar obras de
Séneca. Se fue a los 60 años.
·
Semblanza de los reyes católicos
·
Rey Don Fernando el católico de cabellos prietos. Un siglo más tarde,
en 1575, el médico Juan Huarte descubriría que el cabello rubio era
consecuencia de los vapores que despedía la inteligencia de algunos españoles,
sobre todo los hombres rubios que estaban en la corte y en el trono.
·
Moderado en sus gestos, el rey montaba a caballo en silla de la
guisa e a la jineta, como hacían entonces los árabes y hacen hoy los jockeys.
Escuchaba consejos, especialmente de su mujer, la reina Isabel. Había sido
criado en la guerra. Gastaba demasiado tiempo en juegos de pelota y de ajedrez.
Como buen marido, amaba a su esposa pero se daba a otras mujeres (148).
·
Cierre
·
Todas estas semblanzas de varones terminan con una mujer. La reina
Doña Isabel la Católica. Rubia de ojos verde-azules. No bebía vino pero hablaba
latín. Cuando asumió encontró una gran corrupción y diversos crímenes. Era una
mujer derecha, recta al juzgar, pero no compasiva. Acabó con la herejía del
reino de Aragón, realizada por los cristianos judíos, como el autor, que
judaizaban, contaminaban, la religión católica.
·
Jorge Majfud
Apunte sobre Hernán Pérez del Pulgar
Hernán
Pérez del Pulgar
Hernán Pérez del Pulgar.
Hernán Pérez del
Pulgar y García Osorio (Ciudad Real, 27 de julio de 1451-Granada, 11 de agosto de 1531)
fue un capitán del ejército castellano natural de Ciudad Real (Reino de Castilla) que sobresalió durante
la Guerra de Granada,
ganándose el favor de la reina Isabel la Católica y
cobrando gran fama en todo el reino. En vida fue conocido por el apodo Alcaide
de las Hazañas o simplemente El de las Hazañas, y su lema,
forjado sobre la superficie de su escudo, rezaba Quebrar y no Doblar.
Conviene no confundirlo con el historiador Hernando del Pulgar,
otro castellano de la misma época.
Índice
Casa natal de Hernán Pérez del
Pulgar en Ciudad Real.
Nació en Ciudad Real el 27 de julio de 1451 (en
una casa que todavía se conserva y acoge en la actualidad el Museo
López-Villaseñor) y es bautizado en la cercana iglesia de Santa
María la Mayor, hoy catedral. Su registro bautismal se conserva en la parroquia
de La Merced, sita muy cerca de aquélla. De su infancia y adolescencia se
conoce poco, pero lo suficiente como para decir que desde joven fue muy diestro
en el manejo de las armas. Participó como escudero en la guerra contra Portugal, que apoyaba a Juana la Beltraneja en
su pretensión al trono castellano en lugar de Isabel la Católica.
La Guerra de
Granada
Su arrojo y
valentía durante la guerra de conquista del Reino de Granadale
valen los títulos de gentilhombre y continuo de
la Casa Real en 1481. En 1482, sitiado junto al duque de Cádiz en Alhama de Granada por las tropas
musulmanas, protagoniza una arriesgada operación en la que logra eludir el
cerco y llegar hasta Antequera para
pedir auxilio, evitando la pérdida de Alhama, estratégicamente situada en el
centro del antiguo Reino Nazarí.
En 1486 los Reyes Católicos le
nombran, por medio de una Real Cédula, capitán general de Alhama.
Poco después
conquista el castillo de Salar, estratégicamente situado en el camino entre Loja y Granada, con
una fuerza de sólo ochenta hombres. En 1679 este hecho sería recordado con la
creación del Marquesado del Salar, a petición de la propia ciudad de
Granada. Le fue otorgada la Grandeza de España el 19 de noviembre de 1834.
Llamado por el propio rey Fernando el Católico,
participa en la toma de Vélez-Málaga y en la batalla de Bentomiz.
Fue nombrado
emisario del trono castellano en las negociaciones de rendición de la ciudad
de Málaga. Más tarde tomó Baza y dio muerte durante la conquista
a Aben-Zaid,
el comandante del ejército granadino. Esta última acción le valió el título de
caballero por parte del rey Fernando y la concesión de un escudo nobiliario,
«El de los Pulgares», compuesto por un león coronado, en gules sobre fondo azul,
el cual lleva una lanza en las garras con una bandera blanca en su punta con
«Ave María» escrito en ella. Flanquean a la bestia once castillos como
representación de los once alcaides granadinos derrotados hasta entonces por
Pulgar y el lema «Tal debe el hombre ser como quiere parecer».
Interpretación decimonónica de
la supuesta acción de Pérez del Pulgar. Pintura y dibujo de Alejandro
Ferrant, grabado de Severini.
Fue un maestro
de la guerra psicológica. Cuando, en 1490, se encontraba asediado por las
tropas de Boabdil en Salobreña y los pozos de agua de la
ciudad habían sido agotados, se negó a aceptar la orden de rendición del rey
musulmán y selló esta decisión arrojando desde lo alto de las murallas el
último cántaro de agua. Ganó la batalla subsiguiente y rompió el asedio
granadino. Ese mismo año, acompañado de sólo quince caballeros y su escudero
Pedro, se infiltró durante la noche en la propia ciudad de Granada cerca de la
torre de Bib-Altaubin y consiguió recorrer la ciudad sin ser descubierto hasta
llegar a la mezquita principal.
Aunque no pudo incendiarla, como tenía previsto inicialmente, clavó sobre la
puerta principal un cartel, escrito por el propio Pulgar, donde se podía leer
el Ave María y a continuación la frase «Sed testigos de la
toma de posesión que realizo en nombre de los reyes y del compromiso que
contraigo de venir a rescatar a la Virgen María a quien dejo prisionera entre
los infieles». Tras esto se dirigió a la Alcaicería y le prendió fuego,
saliendo a su encuentro la guardia granadina, a la que derrotó en su propia
ciudad a pesar de su aplastante inferioridad numérica. Aprovechó entonces la
confusión para escapar hasta el río Genil y
luego al campamento real de Santa Fe,
donde la hazaña le valió la concesión de otro castillo más en su escudo y el
derecho a ser enterrado en la futura catedral de Granada, que sería construida
sobre la antigua mezquita.
Últimos años
Capilla funeraria en la iglesia del
Sagrario de Granada.
Tras la
rendición de Granada en 1492 se instaló en Sevilla, donde se casó con su segunda mujer,
doña Elvira Pérez del Arco, y se convirtió en historiador. Por mandato del
emperador Carlos V escribió
la Breve parte de las hazañas del excelente nombrado Gran Capitán,
sobre las campañas de Gonzalo
Fernández de Córdoba en Nápoles. En 1524 volvió a ser llamado por
Carlos V, esta vez para dirigir la guerra contra Francia en la frontera
pirenaica, y accedió a pesar de tener ya setenta y tres años.
En 1526 cedió su
cargo de regidor de Loja y el privilegio de sentarse en el coro de la Iglesia
Mayor, concedidos también por los Reyes Católicos, a su hijo Rodrigo de
Sandoval. Murió el 11 de agosto de 1531 en Granada, a la edad de ochenta años y
fue enterrado en la catedral junto a los Reyes Católicos en la Capilla Real de la
Catedral de Granada, privilegio muy de destacar, pues no se ha
repetido en la historia de España.
En 1834 el
escritor Francisco
Martínez de la Rosa le hizo protagonista de su novela histórica Hernán
Pérez del Pulgar, el de las Hazañas. En la actualidad es uno de los Hijos
Ilustres de Ciudad Real y
el I.E.S. Hernán Pérez del Pulgar lleva su nombre en su honor.
Enlaces
externos
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