Borrador para un ensayo sobre Morayma o
Moraima
Moraima
( o Moraima) según fuente consultada (https://es.wikipedia.org/wiki/Morayma
) nació en la actual España, en la localidad de Loja en 1467 y falleció en
Laujar de Andarax en la misma península ibérica en 1493, es decir vivió 26
años, fue la última reina de Granada, esposa de Boabdil.
Mapa de Granada y Loja (España), las separa 50 km por la vía
A-92,
En
el año del nacimiento de Moraima tuvo lugar la segunda Batalla de Olmedo el 20
de agosto cerca de la villa castellana https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Olmedo_(1467)
del mismo nombre. En ese año el conflicto por la sucesión de Enrique IV de
Castilla pasaba a ser un enfrentamiento armado entre Enrique IV y su medio
hermano Alfonso, las tropa de Alfonso avanzaban por el valle del Duero, mientras
que las de Enrique IV avanzaban desde Cuéllar hacia Medina del Campo, el día 20
se encontraron cerca de Olmedo. El resultado es incierto ya que ambos bandos
celebraron la Victoria aunque se ´piensa ganó el bando de Enrique IV debido a su
superioridad.
Mapa de Olmedo, Cuellar,
Martin del Campo y valle del Duero.
En
el bando de Enrique IV, en esta batalla, se encontraban: En vanguardia, Pedro
de Velasco, sus hermanos Luis y Sancho y su primo Juan. En segundo lugar, el
marqués de Santillana con sus hermanos Juan Hurtado y Pedro (obispo de
Calahorra), con los guardias del rey al mando de Juan Fernández Galindo.Cerrando
el ejército iban Beltrán de la Cueva y sus hombres. Una ausencia notable fue la
de Juan Pacheco, ocupado con la obtención del cargo de maestre de la Orden de
Santiago. Tras la batalla, el bando de Enrique perdió, además, el apoyo del
conde de Alba -que recibió favores del marqués de Villena y del Arzobispo de
Toledo- y el de Pedro Arias de Ávila. En el bando del príncipe Alfonso iban
tropas del arzobispo de Toledo y el arzobispo de Sevilla, de los condes de
Luna, Plasencia y Ribadeo, así como tropas dirigidas por el clavero de la Orden
de Calatrava.
Ese
mismo año de 1467 tuvo lugar también el Fuego o fuegos de la Magdalena https://es.wikipedia.org/wiki/Fuego_de_la_Magdalena
Es la denominación de los disturbios en forma de revueltas opuestas (revuelta
conversa y revuelta anticonversa de Toledo de 1467), por su identificación con
el incendio que tuvo lugar ese año el día de la Magdalena (22 de julio), en el
barrio de la Magdalena o "de las Cuatro Calles"1 de la ciudad de
Toledo («fue fasta la Trinidad, e tomó cerca de San Juan de la Leche,2 e quemó
la calle que dicen de la Sal e la Rua Nueva, e todo el Alcaná3 de los
especieros hasta Santa Justa; e de allí tomó por el Solarejo e quemó toda la
calle que llaman de los Tintoreros e la casa de Diego García de Toledo»). El
fuego duró desde el «martes después de las vísperas, fasta el miércoles en todo
el día e toda la noche», quemándose «mil seiscientos pares de casas» donde
residían unas cuatro mil personas. Además de sufrir un gran número de muertos,
muchos conversos de origen judío tuvieron que abandonar la ciudad.
Moraima
fue la hija de Aliatar, señor de Xagra, alcaide de Loja, primer mayordomo de la
Alhambra y alguacil mayor del Reino de Granada.¿Quién fué Morayma? “Ali Athar, vendedor de especias y general famoso,
con sus hazañas alcanzó las mayores honras nazaríes. Alcaide de Loja, señor de
Xagra, primer mayordomo de la Alhambra y alguacil mayor del reino de Granada,
culminó sus aspiraciones al convertirse en suegro del Rey. Efectivamente, su
hija Morayma, de quince años, casó con Boabdil, heredero del trono alhamar.
Siendo muy rico vivió pobre, ya que sus rentas las invertía en la defensa del
Reino. Para probar los sacrificios de este rico alcalde y su patriotismo,
escribe Lafuente Alcántara, baste decir que su hija Morayma, el día de las
bodas, tuvo que engalanarse con vestidos y joyas prestadas. Un cronista,
invitado a la fiesta nupcial, cuenta que la novia vestía saya y chal de paño
negro y una toca blanca que casi le ocultaba el rostro, lástima, dice, porque
sus facciones son muy lindas y seductoras. Y un poeta musulmán asegura que
Morayma tenía ojos grandes y expresivos en un rostro admirable y, conjetura, a
través de las tupidas ropas adivinábanse unos hombros, unos brazos, unas
caderas y un talle de clásicos y opulentos contornos.
Los historiadores,
más adelante, se refieren a ella como la tierna Morayma y como la sufrida
esposa del Rey Chico. Pocas mujeres ha habido, sin duda, tan desgraciadas como
ella, recuerda Fidel Fernández. A pocos días de la boda, Muley Hacén encarcela
a su hijo Boabdil y separa brutalmente a la jovencísima esposa, confinándola en
un carmen próximo a la Cuesta del Chápiz. Después de la batalla de Lucena, en
la que muere Alí Athar y es hecho prisionero Boabdil, Morayma, con su hijo
Ahmed de poco más de un año, se retira nuevamente al carmen, donde sobrelleva
los largos meses del cautiverio de su esposo en Porcuna. Al fin, los
castellanos liberan al Rey Chico tras de un pacto en el que, entre otras condiciones,
ha de entregar como rehén a su primogénito. Ahmed, acababa de cumplir dos años,
no le será devuelto a su madre hasta la entrega de Granada, cuando tiene nueve,
no conoce el árabe, es cristiano y atiende por el “infantico”, mote que le
impuso Isabel la Católica. Morayma se recogerá, dos veces más, en el carmen del
Albayzín y por último, con su esposo, mientras esperan la salida hacia el
destierro del Andarax, señorío alpujarreño que le asignaron los castellanos.
Ahora que ya no tienes reino, refúgiate en el corazón de tu mujer, dijo Aixa
Fátima a su hijo, pero Morayma, destronada sin que jamás hubiera gozado de las
delicias del trono sólo podía ofrecer a Boabdil el jardín último de su entrega,
el recuerdo de aquel carmen del olvido en el que fuera tan desgraciada.
Desde este lugar del
Albayzín, el Mirador de la Esperanza, Morayma contemplaba largamente los
palacios de la Alhambra, en los que apenas fue Reina.
Marcharon al Andarax
y allí permanecieron hasta que los de Castilla, en una nueva traición, decidieron
expulsarlos de España, lo que sucedió al término de las calores del verano en
1493. Así, en octubre, Boabdil, su madre Fátima, su hermana, sus hijos Ahmed y
Yusef y algunos amigos y criados, salieron del puerto de Adra camino de Africa.
Morayma, el único amor de Boabdil, no se le conoce otro, afirma un cronista, el
único ser que hubiera podido hacerle soportable la pena del destierro, moría
días antes de abandonar las Alpujarras.
Y fué enterrada en la
mezquita de Mondújar, rauda a la que ya habían trasladado, desde la Alhambra,
los restos de los sultanes Mohammad II, Yusef I, Yusef III y Abu Saad, según
consta en el folio 28 del libro de Apeo (1577) de dicho lugar. el cadáver de
Morayma se llevó a Mondújar para que reposara junto a los de los reyes nazaríes
y, al mismo tiempo, Boabdil dispuso la entrega de ciertos bienes al alfaquí de
Mondújar para que rezara dos veces en semana ante la tumba de Morayma y una
renta importante a los ulemas a fin de que oraran diariamente por su esposa en
dicha mezquita (según el pleito sostenido entre la iglesia del pueblo y doña
Guiomar de Acuña, heredera de don Pedro de Zafra, alcalde de Mondújar, en el
año de 1500, manuscrito que se conserva en el archivo general del Arzobispado
de Granada).
Apenas embarcado Boabdil
para su destierro en Marruecos, dice Fidel Fernández, los cristianos se
incautaron de los bienes destinados a oraciones por Morayma y, con ellos,
levantaron una iglesia sobre el solar de la mezquita, que no tuvieron
inconveniente en demoler. Última amargura en el recuero de Morayma, cuyo
cadáver recorrió, en el mayor de los secretos, los sometidos y calurosos valles
que van desde el Presidio de Andarax (la antigua Cobdaa), Alquería, hasta
Mondújar
Francisco Izquierdo,
Poeta Granadino
Los
cronistas de la época la describían de la siguiente manera:
...la novia vestía
saya y chal de paño negro y una toca blanca que casi le ocultaba el rostro,
lástima, porque sus facciones son muy lindas y seductoras.
Un
poeta musulmán asegura que Morayma tenía: Ojos grandes y expresivos en un
rostro admirable, a través de las tupidas ropas adivinábanse unos hombros, unos
brazos, unas caderas y un talle de clásicos y opulentos contornos. A los 15
años de edad contrajo matrimonio con Abū ʿAbd Allāh Muḥammad b. ʿAlī, conocido
como Boabdil, el último rey de la dinastía nazarí que gobernó Granada.
Pocos
días después de la boda, Muley Hacén, su suegro, encarceló a su hijo Boabdil y
a ella la confinó en un carmen (en Granada una casa con huerto y jardín), cerca
de Cuesta del Chapiz.
Después
de la batalla de Lucena, donde murió su padre, Boabdil cayó prisionero y fue
mantenido en cautiverio en Porcuna, se retiró de la vida pública con sus hijos.
Fernando II de Aragón liberó a Boabdil, que tuvo bien ganado el mote de الزغابي
Al-Zugabi, "el Desdichado", con la condición de que sus hijos fueran
entregados en custodia.
Ella
no volvió a ver a sus hijos hasta 1492 después de la conquista de Granada. Ellos
eran: Aixa, después conocida como Sor Isabel de Granada, Áhmed y Yúsef
Tesoro
de Morayma «El tesoro de la casa o palacio nazarita era copioso en toda suerte
de preciosos rubíes, perlas de gran tamaño, zomordas singularísimas, turquesas
de gran valor, toda suerte de adargas preservativas, equipos militares
defensivos, instrumentos primorosos, utensilios peregrinos, collares de perlas
en pedazos, sartales de aljófares para los cabellos, arracadas que aventajaban
a las alcordes o pendientes de María (la Copta, concubina de Mahoma) en
claridad, brillantez y hermosura, corazas holgadas de vestir, adornadas de oro,
casco con orlas doradas, incrustadas de perlas intercaladas de esmeraldas con
rubíes en el centro; cinturones plateados, anchos de formas y esmaltados en su
superficie; adargas de ante, sólidas, sin poros, dulces al tacto y renombradas
por su impermeabilidad; almimbares de abalorio; atailores de Damasco, cuentas
de cristal, zafas de la China, copas grandes del Irac, vasos de Tabaxis y
otras».
A
la caída de Granada, le fue ofrecido a su esposo un refugio en Laujar de
Andarax, como rey de Alpujarra, allí residieron hasta su marcha hacia Fez, a
finales del verano de 1493.
Falleció
poco antes de que el resto de su familia partiera hacia Fez y fue enterrada en
la mezquita de Mondújar, a la que ya habían trasladado, desde la Alhambra, los
restos de los sultanes Mohámmad II, Yúsef I, Yúsef III y Abu Saad.
Cuando
murió Morayma, según la costumbre musulmana, sus sirvientes lavaron su cuerpo y
lo perfumaron con almizcle, alcanfor y otras sustancias aromáticas.
Inmediatamente después, el cadáver fue envuelto en un sudario de color blanco
sin coser ni en la cabeza ni en los pies. Tras este rito, Morayma fue colocada
sobre unas parihuelas, cubierta con su hhaik (vestido). Un grupo de cuatro o
cinco hombres, los de más confianza de Boabdil, portaron el cadáver junto a
otro numeroso grupo de personas, se trataba del entierro de la reina, la última
reina de Granada y única reina de la Alpujarra.
Llegados
al cementerio y después de una breve oración, el cadáver fue colocado en la
huesa sin ataúd. La inhumación de Morayma se realizó en una fosa estrecha donde
el cadáver se colocó sobre la tierra mirando hacia La Meca. De esta forma,
quedaba cumplido el deseo de Morayma de ser enterrada en Mondújar y con un
estricto rito musulmán, ya que en vida y en su testamento dejó clara su
profunda religiosidad.
Una
vez depositado el cuerpo en su tumba, se colocó una laja de piedra y se
construyó un túmulo de tierra formada por gradas de mortero o sillares de
arenisca sobre la que reposaba una lápida.
Se
supone que los restos de Morayma, así como los de algunos reyes y otros
miembros de la familia real nazarita, fueron removidos y desperdigados al
construir una variante de la carretera N-323, bajo la cual habrían quedado
sepultados.
Morayma
dejó parte de sus tierras a Hamet Aziguy, Helil Açogaar y Mahomat Almeyres para
que la cuidaran y labraran. También dejó dicho que la mitad de lo obtenido por
el cultivo de las tierras lo entregaran a la mezquita, al alfaquí y a sus
mayordomos.
Pidió
que se rezara dos veces por semana sobre su tumba.
Morayma
en la ficción, es decir que el personaje de Morayma ha sido fuente de
inspiración de diversos escritores entre ellos el autor romántico Francisco
Martínez de la Rosa que escribió una tragedia en cinco actos sobre este
personaje.
Referencias
*«¿Quién fue Morayma?.». Archivado desde el
original el 2 de agosto de 2009. Consultado el 30 de agosto de 2009.
*Al Maqqari. Analectes. 11, 2ª parte. p. 798.
«Una DINASTÍA REAL bajo el asfalto.».
*Martínez de la Rosa, Francisco. «Morayma:
Tragedia».
Jesús Pozo, un notable periodista
almeriense, de amplia experiencia en distintos medios españoles, cuenta
peripecias de Boabdil tras la pérdida de Granada y analiza en especial la
desaparición de su esposa, Morayma, en tierras alpujarreñas.
Texto y fotos de Jesús Pozo
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Detalle de la Guerra de
Granada, en el coro de la catedral de Toledo. guiarte.com
|
La última vez que Boabdil,
el último rey nazarita, lloró en tierra granadina no fue en la famosa y mítica
escena del Suspiro del Moro tal y como nos ha contado la
historia hasta hoy.
Las
últimas lágrimas del Rey Chico, como era conocido entre sus súbditos, se
vertieron sobre una tumba, en un pequeño pueblo granadino llamado Mondújar.
En esa tierra dejó Boabdil los restos mortales de la persona que amó tanto como
a Granada, a su esposa Morayma, la mujer que se mantuvo fiel a su lado, que le
dio dos hijos y que sufrió en silencio, tanto como él, su vida y reinado
desdichado.
Morayma sigue enterrada allí, en
algún lugar entre la colina que sostiene las ruinas del importante castillo de
Mondújar y las verdes tierras del Valle de Lecrín, a escasos 30 kilómetros de
la Alhambra. Sigue en ese lugar desconocido hasta ahora, que, además, debe
también albergar los restos de los reyes nazaritas que gobernaron el Reino de
Granada, entre ellos el de su suegro Muley Hacen.
Lo más asombroso es que nadie ha
decidido investigar con interés en los últimos 500 años donde está sepultada
buena parte de la historia de Al Andalus, ya que sí existen documentos que
relatan cómo Boabdil trasladó desde la Alhambra a Mondújar el Cementerio Real
Nazarí cuando, vencido, tuvo que dejar a Isabel y Fernando la majestuosa
fortaleza gobernada por sus antepasados.
Pero también hay que deshacer
otro entuerto que ha permanecido durante años escondido entre los estudios, más
o menos afortunados, de historiadores y escritores aficionados a desentrañar
una de las etapas más noveladas de la historia de España: Morayma no murió en
ese pueblo.
Hasta allí llegó trasladada por
su esposo desde Laujar de Andarax, importante localidad de la alpujarra
almeriense distante unos cien kilómetros, en el que con toda certeza murió y en
donde la pareja se había instalado con su corte después de firmar las
capitulaciones con los Reyes Católicos.
Las lágrimas de Boabdil tuvieron
que ser densas y dolorosas, porque también podemos suponer que junto a Morayma
fue sepultado uno de los dos hijos habidos en el matrimonio.
Pero comencemos por el principio.
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El paisaje de la Alhambra recuerda romances, amores y odios de
un intenso periodo histórico. Foto guiarte-Jesus Pozo
|
Morayma, nacida en Loja, era hija
de Aliatar, aliado y socio de Boabdil en las diferentes luchas que se
sucedieron en los turbulentos primeros años de la última década del siglo XV.
El Rey Chiquito luchaba por igual
contra su padre (Muley Hacen), contra su tío (El Zagal) y también contra los
cristianos. Con los Reyes Católicos, de vez en cuando pactaba o se humillaba,
según los acontecimientos lo necesitaran.
Boabdil estaba siempre alentado
en sus correrías por su madre, Aixa, mujer abandonada por Muley Hacen que
prefirió el amor de una cristiana llamada Zoraida o Isabel de Solís, según
quien hable de ella. A su amante, el suegro de Morayma llegó a construirle un
palacio a los pies mismos de la Alhambra, en pleno Albaicín y al que todavía
hoy se le conoce como el Palacio de Dalahorra.
Así era la vida de la esposa del
Rey Chico, entre las ausencias de su marido en las batallas y la permanente
presencia de su suegra, mujer despechada y resentida, que incitaba
permanentemente a su hijo contra su padre.
Poco podemos conocer de esta
mujer, la última reina mora de Granada que siempre vivió y murió a la sombra
del Rey y que, además, tuvo que vivir varios años sin la presencia de sus dos
hijos, secuestrados por los Reyes Católicos y mantenidos como rehenes hasta que
Boabdil firmó las capitulaciones definitivas.
La referencia más exacta sobre la
personalidad de Morayma la escribió el Conde de Benalúa y Duque de San Pedro de
Galatino, empresario emprendedor y político de reconocido prestigio durante los
primeros años de este siglo, a lo largo de su libro titulado Boabdil.
Describe varias situaciones que
nos presentan a una mujer siempre abandonada por las continuas batallas de su
esposo y cuyo único momento de verdadera felicidad fue cuando conoció y casó
con Muley Abu-Abdalla-Babdali: Allí (en Loja) conoció Boabdil a Morayma, la
hija de Aliatar. Cuando volvía de la batalla, que a diario ocurría, sus ojos se
encontraban y sus almas se juntaron para siempre.
Al volver el Rey a Granada
triunfante y lleno de vida, eligió a Morayma por Sultana, verificándose las
bodas reales con pompa y alegría, único momento en su existencia de respiro y
felicidad.
El amor que Boabdil sintió por su
esposa debió ser tan profundo que tomó la decisión definitiva de abandonar su
refugio almeriense de Laujar cuando ella murió. También se sabe que, tras
sepultarla en Mondújar, nunca más volvió a contraer matrimonio instalado ya en
Marruecos, aunque sí volvió a batallar en estas tierras.
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El Rey Chico, Boabdil,
se trasladó con Morayma a La Alpujarra, tras la capitulación de Granada.
|
La desdichada vida en soledad de
esta mujer fue constante. Relata el Conde de Benalúa varios de estos momentos,
como el de la partida de su marido hacia otra batalla: Aquella noche, Morayma,
inundada en lágrimas, despedía a su amante esposo con recelo al verle partir
para la guerra. La Reina Aixa, espíritu siempre varonil, alentaba a la hija de
Aliatar, y Boabdil trató de calmar la melancolía y la pena de la separación....
En otro párrafo, el Conde de Banalúa insiste: Es tradición que Morayma, anegada
en lágrimas, viole partir desde el alto de un torreón, inmóvil, como la imagen
del dolor, y no apartó su vista de aquel ejército hasta que los torbellinos de
polvo desaparecieron en el horizonte de la vega.
También nos cuenta el mismo autor
el sufrimiento de esta mujer como madre, mientras relata las negociaciones para
las capitulaciones: Para mayor aflicción, entonces recibieron Morayma y Boabdil
carta que el Rey Católico, con su sagacidad, hizo escribir al Príncipe moro (su
hijo) que conservaba en rehenes. En esta carta, primero les pintaba las
bondades que con él tenían Sus Altezas y su magnanimidad, y luego les decía que
conocía su triste situación porque sabía que no querían aceptar los grandes
beneficios y amistad con que les brindaban los Reyes de Castilla.
Morayma, asolada en llanto,
abrazada al cuello de Boabdil -éste sólo repetía- ¡Por qué la muerte no ha
querido ni quiere de mí nunca¡.
Aterrada Morayma, mandó llamar a
un famoso sabio astrólogo, que se llamaba Ben-Maj-Kulmut y consultó con él en
gran secreto el horóscopo del rey Boabdil. Contestole el anciano: Dicen las
estrellas que el último Rey Nazar vivirá mucho para padecer mucho.
Esta reunión de Morayma con el
viejo astrólogo (figura muy respetada entre los nazaritas) puede ser la última
referencia a esta mujer que existe en la historia documentada, salvo las que
hablan de su muerte y de su testamento.
Con esta profecía, que
evidentemente la obviaba a ella, llegan las capitulaciones de Santa Fe y la
salida de la familia real y sus súbditos hacia tierras almerienses.
Los Reyes Católicos habían cedido
a Boabdil para él y sus descendientes un feudo en el Reino de Granada que se
componía de las tahas de Berja, Dalías, Boloduy, Andarax, (actual provincia de
Almería) Marchena, Juviles, Láchar y Ugíjar (actual provincia de Granada),
además de otras pertenencias.
La familia real nazarita debió
partir hacia la alpujarra almeriense algún día de la primera semana del año
1492. La marcha se hizo con todo un tesoro material, aunque sin el que más le
importaba a Morayma, sus hijos, Yusuf y Ahmed, que permanecieron retenidos por
los Reyes Católicos en previsión de un nuevo alzamiento de los partidarios de
Boabdil. Así pues, una nueva tristeza para la madre que llegó a Andarax (hoy
Laujar de Andarax) sin sus dos retoños.
Antes
de partir, el Rey Chico dio orden de levantar el Cementerio Real de la
Alhambra, conocido como La Rauda, para que sus ascendientes no quedaran en
tierra cristiana. Boabdil trasladó los restos de sus antepasados hasta
Mondújar, en donde, camino de Laujar, mandó construir un nuevo cementerio real
en sitio tan secreto que hasta la fecha tampoco ha sido investigado, y por
tanto, encontrado.
Poco podía imaginar que, sólo un
año después aproximadamente, volvería a estar sobre estas tumbas enterrando los
restos de su querida Morayma.
La muerte de Morayma, su entierro
y la partida de Boabdil queda perfectamente descrita en varios documentos. Uno
de ellos es una carta de Fernando de Zafra a los Reyes Católicos fechada el 28
de agosto de 1493 en la que dice: La Reina mujer deste Muley Boabdilí, murió, y
creo que aprovechó su muerte para el servicio a Vuestras Altezas, porque su
dolencia daba algún embarazo a la partida del Rey: agora queda más libre para
lo que ha de hacer.
En otro documento, que pertenece
al Archivo de la Alhambra, legajo 129 que data de 1549, un tal Juan Jusepe de
Herrera, vecino de Béznar, declara sobre la conveniencia de reparar y dotar al
alcaide la fortaleza de Mondújar.
El
texto recogido por Manuel Gómez-Moreno afirma: Dixo que la dicha fortaleza de
mondújar es muy ymportante para la guarda y seguridad de todas las alpuxarras y
val de lecrín porque está en parte de donde puede amparar a el dicho val de
lecrín y defender la dicha alpuxarra; como cosa tan ymportante están
trasladados al pie de la dicha fortaleza, en una haça que se llama la rrauda,
todos los cuerpos de los rreyes de moros que fueron de granada al tiempo que
fue de moros y después la rreyna horra mora se truxo desde andarax, después de
entregada la çibdad a los señores rreyes católicos, de gloriosa memoria, a
enterrar a la dicha rauda, lo cual es cosa muy notoria e çierta, y la causa del
trasladarse allí los dichos cuerpos fue pretender el rrey moro que se dezía el
chiquito que se le diese la dicha fortaleza para su morada y aposento, etc.
El propio Gómez-Moreno deja claro
en 1942 este asunto de la muerte de Morayma, de su entierro y de la partida de
Boabdil, aunque marca dudas sobre quién era en realidad la reina mora en un
artículo editado por la revista Al Andalus, publicación de las entonces
Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada: En la correspondencia de
Fernando de Zafra con los Reyes Católicos consta que, en efecto, la mujer del
Rey Chiquito falleció en Andarax poco antes del 28 de agosto de 1493,
facilitándose con ello la decisión impuesta de pasar a Berbería toda la
familia, que el pobre rey venía dilatando desde febrero y que llegó a
realizarse en octubre, dentro aún del plazo convenido. La tal reina dice que se
llamaba Moraima y que era hija del alcaide Alatar, de Loja, el que enseñó a
tomar en serio la guerra al Rey Católico .En contra, Hernando de Baeza pensaba
si sería hija de aquel otro rey a quién dió muerte Abulhacen, padre del
Chiquito.
A la primera filiación quizá
falte autoridad en que apoyarla. La segunda hipótesis resulta menoscabada con
afirmar reiteradamente el mismo Baeza que fue Abulhacen quien se casó con la
hija del usurpador. Ahora bien, como las crónicas árabes atestiguan que no lo
fue de este, sino de su padre Mohamad (VIII) el Zurdo, queda como posible que
la hija del usurpador y prima del Rey Chiquito se casase con éste, haciendo
buena la presunción de Baeza
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En el entorno de Laujar, Morayma pudo tener una época menos
infeliz. Foto guiarte-Jesús Pozo
|
Pero antes, entre febrero de 1492
y agosto de 1493, las tierras almerienses de Andarax, Berja y Dalías fueron
testigos mudos del, quizá, único año de felicidad de Boabdil y su esposa tras
conseguir que los Reyes Católicos les devolvieran a sus hijos.
Una de las constancias
documentadas del secuestro de los príncipes moros lo cuenta Martínez de la Rosa
en su Hernán Pérez del Pulgar, relatando la causa porque al rey de Granada y a
sus tierras daba favor y ayuda el rey y la reyna. Este hecho se desarrolla, según
los mismos documentos, en abril del año 1483 y dice textualmente Martínez de la
Rosa: En este sumario conviene dar razón la causa porque el rey y la reyna
favorecían a Muley Baudelí rey de Granada, que por otro nombre llamaban el rey
Chiquito, y dieron seguro a la ciudad de Granada y a las otras ciudades y
villas de su reyno que estaban por él, y la estada de sus dos hijos en rehén en
poder de Martín de Alarcón en la villa de Porcuna.
El secuestro de los Infantes es
relatado también por el Conde de Benalúa. Afirma, según la Minuta de peticiones
hecha a los monarcas castellanos por el Alcaide Bexir (representante del rey
moro), lo siguiente: Item Suplica a Sus Altezas que, despachado lo de Granada,
mande enviar a los Infantes para que estén con él en Andarax o que los mande
pasar allende. Traslado de lo que pide el Alcaide Bexir en nombre del Señor Rey
Muley Audili, fijo del Rey Sidizad (sic). - V Salvá y Sainz de Baranda, col. de
doc.. inéd para la Historia de España, tomo VIII. Pág. 437. Hay un decreto al
margen que dice: Que se pongan en libertad.
Por tanto y ateniéndonos a estos
documentos, podemos deducir que Morayma estuvo sin sus hijos nueve largos años.
El tesoro de Morayma
Morayma debió ser una mujer
relativamente rodeada de comodidades, tanto para su vida diaria como para su
defensa. Boabdil la tuvo que colmar de joyas y vestidos preciosos a tenor de lo
descrito en Almaccari (Analectes, tomo 11, 2ª parte, página 798) al relatar las
pertenencias con las que la familia real partió desde Granada para Laujar de
Andarax.
El tesoro de la casa o palacio
Nazarita era copioso en toda suerte de preciosos rubíes, perlas de gran tamaño,
zomordas singularísimas, turquesas de gran valor, toda suerte de adargas
preservativas, equipos militares defensivos, instrumentos primorosos,
utensilios peregrinos, collares de perlas en pedazos, sartales de aljófares
para los cabellos, arracadas que aventajaban a las alcordes o pendientes de
María (la Copta, concubina de Mahoma) en claridad, brillantez y hermosura,
corazas holgadas de vestir, adornadas de oro, casco con orlas doradas,
incrustadas de perlas intercaladas de esmeraldas con rubíes en el centro;
cinturones plateados, anchos de formas y esmaltados en su superficie; adargas
de ante, sólidas, sin poros, dulces al tacto y renombradas por su
impermeabilidad; almimbares de abalorio; atailores de Damasco, cuentas de
cristal, zafas de la China, copas grandes del Irac, vasos de Tabaxis y otras
![]() |
Granada, Laujar y
Mondújar, tres puntos clave de los últimos días de Boabdil y Morayma. Gráfico
guiarte.
|
Entre febrero de 1492 y el día 8
de julio de 1493 la vida del matrimonio tuvo que ser más llevadera. Esta última
fecha es importante, ya que marca la decisión de Boabdil de aceptar las
definitivas capitulaciones con los Reyes Católicos, y, por tanto también, su
decisión de abandonar Laujar de Andarax y encaminarse hacia el exilio en
Marruecos, según consta en la última carta autógrafa de Boabdil conservada en
el Archivo de Simancas, fechada ese día 8 de julio de 1493.
También, siguiendo estas fechas,
es posible deducir que Morayma falleciera en julio y no en agosto.
Si este orden de fechas es
correcto, también podemos suponer que Morayma tuvo que ser enterrada primero en
Laujar de Andarax y posteriormente desenterrada para trasladar sus restos hasta
Mondújar, cuyo castillo había sido propiedad de su madre y de ella misma.
Así
pues, Boabdil pudo salir de Laujar de Andarax camino de Fez con los restos de
su mujer, hacer una parada en el Castillo de Mondújar para sepultarla junto al
resto de los reyes nazaritas, y seguir camino hacia el puerto por el que tenían
que embarcar.
La tristeza del Rey Chico tuvo
que ser aún mayor, ya que tuvo que recorrer más de cien kilómetros de
intrincada Alpujarra con los restos de Morayma. Hasta este día de julio,
Boabdil y su familia dedicaban el tiempo a disfrutar de las Alpujarras y de los
divertimentos que le podían ofrecer la caza con galgos y halcones en las
tierras de Berja y Dalías.
El hecho de que la familia real
nazarita se instalara en las tierras de la alpujarra almeriense pudo deberse a
varias circunstancias. Una de ellas bien pudo ser el interés de los Reyes
Católicos de alejar a Boabdil y sus seguidores de las zonas más cercanas a la
costa para evitar una posible rebelión y entrada de aliados por el mar. Otra
razón para instalarse en Laujar de Andarax pudo deberse a que esta taha era una
de las más pobladas en aquellos años.
Así lo certifica la profesora de
la Universidad de Granada Carmen Trillo San José, al señalar en su estudio La
Alpujarra antes y después de la conquista castellana que la Corona podría
querer impedir que los moriscos se concentraran en las proximidades del mar
como modo de evitar el peligro que suponía la cercanía de las costas africanas.
También explica la importancia de Andarax dejando a un lado el Valle de Lecrín
(donde se sitúa Mondújar), la taha con mayor número de habitantes en 1490 es
Jubiles, seguida muy de cerca de Andarax en donde los habitantes son el 15,38%,
sobre una población total de unos 50.000, lo que hace suponer que Boabdil
convivía en Andarax con unos 7.000 habitantes.
En este mismo estudio tenemos la
referencia de la marcha de Boabdil hacia Marruecos, una vez enterrada su mujer
en Mondújar. Coincidiendo con la marcha de Boabdil en octubre de 1493 se
embarcaron un total de 6.320 personas, de las cuales, según el secretario de
los Reyes, 1.700 eran de la capital, 230 de algún lugar que no entraba en la
capitulación, pues pagaban derechos, y el resto, es decir, 4.350, de la
Alpujarra. Parece que la gran mayoría partieron hacia Fez, unos pocos hacia
Bujía y sólo 270 salieron de Almuñécar en dirección a Turquía.
Sobre el puerto en el que Boabdil
embarca hacia Marruecos hay dos versiones. Una de ellas, defendida por el
catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Granada, Cristóbal Torres
Delgado, asegura que el Rey Chico se despidió de su reino desde el puerto de
Adra (actual provincia de Almería). La otra teoría fue enunciada por el Conde
de Banalúa, quien afirmó que Boabdil marchó a Fez desde el mismo puerto por el
que entrara siglos atrás Abderramán I, esto es Almuñécar (provincia de
Granada).
Mondújar
La importancia que Mondújar tenía
tanto para Boabdil como para Morayma (el Valle de Lecrín tenía censados en 1490
unos 10.000 habitantes) venía determinada porque, según afirma el catedrático
Antonio Malpica en su libro Poblamientos y castillos en Granada, la madre de
Boabdil tenía propiedades en esta alquería.
Malpica Cuello describe el
Castillo de Mondújar con una planta que forma un polígono irregular adaptándose
a las condiciones del terreno. La entrada se hace por una abertura que hay en
su muro sureste, en recodo, pero no podemos precisar si ésta era la original.
Tiene un gran aljibe situado en la parte exterior del recinto. Es de planta
rectangular y conserva restos que permiten pensar que es abovedado. También se
conservan huellas de enlucido rojo. El aljibe comunica mediante un arquillo de
medio punto apuntado de tosca factura y a través de una rampa con el interior
del castillo, posiblemente para la conducción de aguas. El catedrático de la
Universidad de Granada también determina que es obra de mampostería, dentro del
modelo nazarí de mediado del siglo XV. Se sabe por las fuentes escritas que
estaba construido a finales de la época nazarí.
Actualmente, del castillo sólo
quedan algunas ruinas y es difícil de ver al estar sobre una colina a 900
metros de altitud por encima del pueblo, a unos dos kilómetros de éste.
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Mondújar, donde
reposaron los restos de Morayma
|
Cuando murió Morayma, según la
costumbre musulmana, sus sirvientes lavaron su cuerpo y lo perfumaron con
almizcle, alcanfor y otras sustancias aromáticas. Inmediatamente después, el
cadáver fue envuelto en un sudario de color blanco sin coser ni en la cabeza ni
en los pies. Tras este rito, Morayma fue colocada sobre unas parihuelas,
cubierta con su hhaik (vestido). Un grupo de cuatro o cinco hombres, los de más
confianza de Boabdil, portaron el cadáver junto a otro numeroso grupo de
personas. Los últimos fieles del Rey Chiquito participaron de una ceremonia
rodeada de tristeza. Había Muerto Morayma, una mujer discreta, amante y amada
por el rey más desagraciado de los nazaritas. Todos los fieles estaban allí, se
trataba del entierro de la reina, la última reina de Granada y hasta ese día
única reina de la Alpujarra.
La triste comitiva se dirigió
hacia la puerta de la mezquita a la hora de la oración del mediodía. Terminada
ésta, el imán anunció que había un muerto en la puerta y todos los asistentes
se levantaron para orar brevemente en común por el reposo del alma del fiel
creyente..., pero el cadáver no entró en la mezquita.
Acabada la oración volvió el
cortejo a ponerse en marcha y a caminar con pasos precipitados. Según la
tradición musulmana, los ángeles de la muerte, Munkar y Nankir, estaban
aguardando a Morayma en el sepulcro para interrogarla sobre sus actos en vida y
pronunciar el fallo que decide su suerte. Pero antes de llegar a la que sería
su última morada y aún hoy perdida, a cada instante los portadores se
intercambian, porque todos deseaban participar en aquella obra de misericordia.
Todos querían llevar sobre sus cuerpos el fallecido de la reina. Mientras duró
el camino, la comitiva no dejó de cantar versículos del Corán.
Llegados
al cementerio y después de una breve oración, el cadáver fue colocado en la
huesa sin ataúd. La inhumación de Morayma se realizó en una fosa estrecha donde
el cadáver se colocó sobre la tierra mirando hacia La Meca. De esta forma,
quedaba cumplido el deseo de Morayma de ser enterrada en Mondújar y con un
estricto rito musulmán, ya que en vida y en su testamento dejó clara su
profunda religiosidad.
Una vez depositado el cuerpo en
su tumba, se colocó una laja de piedra y se construyó un túmulo de tierra
formada por gradas de mortero o sillares de arenisca sobre la que reposaba una
lápida o una mqabriya de mármol. Terminado esto, la comitiva volvió a la casa
de la difunta para saludar a Boabdil y al resto de la familia
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Estos paisajes del
entorno de Laujar fueron loa últimos que contemplaría Morayma. Foto
guiarte-Jesús Pozo
|
La única documentación que existe
sobre el testamento de Morayma está recogida en un el proceso de un pleito
entre cristianos, el último promovido por la Inquisición de Llerena
en 1509 contra la viuda e hijos de Pedro de Zafra por heredar las
posesiones de Morayma en Mondújar. Todo esto fue descrito por Manuel Gómez
Moreno en la revista Al Andalus, volumen VII, publicado en el año 1942, quizá
el último en el que alguien habló de Morayma. Es como si el destino quisiera
que esta mujer quedara permanentemente unida a la combinación caprichosa de
estos números.
Informan de la esposa de Boabdil
un pasaje de Hernán Pérez del Pulgar, editado en Sevilla en 1527 y del que se
conserva un único ejemplar en la Real Academia Española, y tres expedientes
judiciales.
Uno de los testigos propuesto por
la defensa de la viuda de Pedro de Zafra, doña Guiomar, declaró el 5 de
diciembre de 1516 sobre los bienes de la iglesia de Mondújar. Fernando
Auldulbirí declaró en este juicio en calidad de alguacil de
Mondújar. Su testimonio, por tanto, tenía su importancia y sus palabras ser
ciertas y verdaderas. El alguacil dejó claro ante el tribunal que las
tierras que pretendía la viuda de Pedro de Zafra habían pertenecido a Morayma,
que a su vez las heredó de su madre, la mujer de Aliatar. Fernando Auldulbirí
lo dejó dicho y escrito muy claro. Estaban preguntándole por la hazienda de la
rreyna mora, muger del rrey chiquito.
Pero el alguacil de Mondújar no
dejó ahí su testimonio. Quería dejar claro que era amigo y conocía bien a los
demandantes. Ferrando Audulbirí, alguazil y vecino de la dicha alcaria de
mondújar, que ha comido y bevido muchas veces en casa de pedro de Çafra e su
muger y ellos en casa del testigo muchas veces
El
testimonio de Auldubirí tenía mucha más importancia de lo que pueda parecer en
un principio. No obstante, el mismo reconoció en su declaración ser
hijo de uno de los mayordomos de Morayma. Por tanto, encontramos un
personaje que conoció y vivió junto a la última reina de Granada. Y así lo
describe el escribano durante el juicio: Que sabe que todos ellos (los
bienes) fueron de la madre de la dicha rreyna, y que después de
fallesÇida...los ovo y heredó della la dicha rreyna su fija (lo cual sabe
porque el padre del testigo fue mayordomo de la dicha reina)- (Que el testigo)
las vido tener e poseer a la dicha rreyna mas de treynta años antes de que
muriese e que sabe que murió en andarax.Durante su declaración aparece una nueva referencia del conocimiento que el alguacil tenía de la muerte y del enterramiento de Morayma. Testificó que está enterrada en esta dicha alcaria de mondújar, y que si es necesario es que mostrará la sepultura dó está enterrada.
Pero Ferrando Audulbirí sigue
abriéndonos los ojos quinientos años después. Tras conocer su relato con pelos
y señales, sabemos cómo fue el testamento de Morayma y también un dato que
podría esclarecer a los investigadores y a los historiadores sobre el lugar en
donde pueden encontrarse los restos de Morayma. El alguacil deja
claramente dicho al relatar el testamento de la reina que la mitad de toda la
hacienda era para la iglesia de Mondújar que entonces era mesquita.
Desgraciadamente no hemos podido encontrar documentación que pueda acreditar
que la actual iglesia de Mondújar está construida sobre los restos de aquella
mezquita a la que Morayma cedió gran parte de sus posesiones terrenales.
Así,
textualmente, lo contaba el escribano recogiendo las palabras de Fernando
Audulbirí durante el juicio: Que la dicha hazienda y bienes y heredades
quando la dicha rreyna murió dexo mandado que fuese partida en tres partes en
esta manera: la meytad de toda esta dicha hazienda para la iglesia que agora es
en mondújar, que entonces era mesquita, y la otra meytad se partiese en dos
partes, la una quarta parte para el alfaquí de la dicha mesquita porque touiese
cargo de yr a rezar la Çala sobre la sepultura do está enterrada la dicha
rreyna, el qual avía de yr a rrezar a la dicha sepultura dos veces cada semana para
siempre jamás.
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Caballería mora, en un fresco de Juan de
Borgoña.
|
Pero esta declaración nos
describe aún más la personalidad de esta mujer. Morayma dejó parte de sus
tierras a Hamet Aziguy, Helil Açogayar y Mahomat Almeyres para que la cuidaran
y labraran. También dejó dicho que la mitad de lo obtenido por el cultivo de
las tierras lo entregaran a la mezquita, al alfaquí y a sus mayordomos. Queda
claro, pues, que la reina quería que las personas más allegadas disfrutaran de
sus posesiones y se repartieran equitativamente los productos y las rentas que
de ellas se podían obtener. De hecho, según este mismo relato, el testigo, Fernando
Audulbirí era uno de los beneficiarios de la herencia de Morayma ya que según
él mismo dijo al principio de su declaración, su padre fue mayordomo de
Morayma. Por tanto, el que testificaba, al mismo tiempo era heredero.
Así de lo contó textualmente el
alguacil: La otra quarta parte que fuese para uno que se desía hamet
aziguy e para otro que se desía helil aÇogayar y para otro que se desía mahomat
almeyres, a los cuales dexó mandado que touiese cargo de curar todas las dichas
heredades y de las labrar y acudir con la meytad de los frutos e rrentas de la
dicha hazienda a la dicha mezquita, y la otra meytad partiese de por medio con
el alfaquí de la dicha mezquita, y la otra meytad para los mayordomos.
Una lectura más reposada de este
testamento puede hacer creer que Morayma redactó este documento cuando no
pensaba en partir hacia Marruecos, ya que estaba convencida de que su sepultura
iba a permanecer por muchos años y que, por muchos más, los responsables de la
mezquita iban a cumplir su deseo de rezar sobre ella dos veces en semana.
También pudo ser posible que la última reina mora de Granada pensara en
terminar sus días en esta fortaleza que construyera su suegro Muley Hacen.
La importancia de Mondújar para Morayma parece que está clara si
creemos a Mármol cuando la describe como una fortaleza con jardines y huerta
para su recreo en la que se refugió y murió Muley Hacen cuando su hijo Boabdil
se sublevó contra él. También pudo ser importante Mondújar para
Morayma, si consideramos las hipótesis que hablan de ella como una tenencia o
residencia de su padre, el famoso Alatar de Loja.
Sea como fuese, lo que sí parece
quedar clara es la intención de Morayma de permanecer para siempre sepultada
bajo estas tierras y su gran devoción a la mezquita y lo que ello representaba.
También parece importante resaltar que, según los encargos que hizo en su
última voluntad, nunca pensó que la cultura y religión musulmana pudieran
desaparecer del Reino de Granada.
Hay otras declaraciones que
apoyan esta primera de Ferrando Audulbirí. Así, por ejemplo, una mujer
llamada Isabel Nihiriza, además de confirmar el testimonio anterior, señala que
Morayma está enterrada junto a otros reyes granadinos que fueron traídos hasta
Mondújar desde Granada. Isabel Nihiriza no hace con este testimonio nada
más que confirmar que los cuerpos de los enterrados en la Rauda de la Alhambra
están también, junto con Morayma, en algún lugar del Mondújar.
Así
lo cuenta esta mujer: Puede haver xx años, poco más o menos tiempo, que
vido traer a esta alcaria a la dicha rreyna mora muerta en vn arca o en vn
ataud e la vido enterrar en un haÇa adonde estavan enterrados otros rreyes
moros que los avian enterrado en Granada y después los troxeron a enterrar allí
do la dicha rreyna se enterró después.
Otro testimonio aporta, sin
embargo, un dato más interesante sobre el particular. Se trata del único
documento de los encontrados que nos puede hacer creer que Boabdil trasladó
hasta Mondújar a su mujer recién fallecida, la enterró, ejecutó el testamento y
se volvió a la alpujarra almeriense. Este dato daría a entender que Boabdil no
pudo enterrar a Morayma en Laujar y meses después trasladarla hasta Mondújar.
Así por lo menos se puede
entender de este testimonio que depuso: ....que después que la dicha rreyna
mora dispuso de la dicha hazienda y bienes y falleçió desta presente vida, que
el dicho rrey su marido en el mismo año se fue luego a andarax e después de
ido, en el mimso año que el dicho rrey chiquito se pasó allende, luego vino el
dicho pedro de çafra...y se...apoderó de todas las dichas heredades...
Otro
detalle importante es la presencia de un solo hijo en los funerales de Morayma,
por lo que también podemos suponer que el otro murió durante su secuestro por
los Reyes Católicos o en Laujar de Andarax cuando ya vivía con sus padres. Esto
lo explica otro testigo que declara que el rey la trajo muerta dende
andarax a la dicha alcaria de mondújar, donde la enterró él y otros cavalleros
moros criados suyos y de la dicha rreyna, que allí se hallaron, donde
primeramente avían sido enterrados y sepultados otros rreyes moros predeçesores
y parientes de la dicha rreyna..., y que... luego a la sazón el dicho rrey su
marido, en presencia del pequení y otros cadís, alfaquís y moros viejos y
honrrados que allí se hallaron, el dicho rey abavdil y... fizo partición de la
dicha hacienda...
Esta última declaración también
nos cuenta quiénes asistieron al entierro. Allí estuvieron el Rey y su hijo,
alcaldes y jueces de Mondújar y otras poblaciones, y sabios y médicos
importantes de la corte de Boabdil. Así debemos entenderlo si consideramos a
los cadís como alcaldes o jueces y a los alfaquís como sabios y médicos. Este
último testimonio vuelve a describir que Morayma fue enterrada donde
primeramente habían sido enterrados y sepultados otros reyes moros predecesores
y parientes de la dicha reina. Es decir, otro testimonio que afirma claramente
que los anteriores gobernantes de la Alhambra y su propio padre Aliatar están enterrados
en Mondújar.
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En pocos lugares del
viejo Reino de Granada se recuerda a Morayma. Este hotelito es una excepción.
Foto guiarte-Jesús Pozo
|
Entrando en el terreno de la
hipótesis y de la ficción, pero acogiéndonos a los datos recogidos a los largo
de este reportaje, podríamos aventurarnos a decir que Morayma y los otros reyes
que, como hemos visto, Boabdil trasladó desde Granada hasta Mondújar, podrían
estar muy cerca de la actual iglesia de Mondújar y de la carretera nacional
Granada-Motril.
Tenemos varios datos para
aventurar esta hipótesis. En primer lugar, los estudiosos del Castillo
de Mondújar nunca han encontrado restos de un cementerio en sus alrededores (al
menos nada de esto está documentado). Sabemos que el cementerio Real de
la Alhambra estaba situado junto a la mezquita, cuyo edificio todavía
hoy se conserva. Además, tenemos la documentación de dos mezquitas dentro del
cementerio islámico de Yabal Faruh en Málaga (Fernández, 1993: 339-341). Con
estos datos, y con el permiso de los expertos, podríamos ubicar estas
tumbas cerca de la actual iglesia, si nos atenemos al testimonio antes
descrito de Ferrando Albaudirí, que aseguraba: La iglesia que agora es en
mondújar, que entonces era mesquita.
Morayma sigue sepultada en
algún lugar del Valle de Lecrín. Junto a sus restos están los de Muley Hacen,
Aliatar, Yusuf y puede que, también, los de uno de sus hijos.
En Mondújar hay una iglesia (que
antes pudo ser mezquita) justo a un lado de la carretera nacional que llega
hasta Motril. Al otro lado, sobre un cerro, están los restos de un castillo que
hace 500 años fue la primera residencia veraniega de la familia real de
Granada.
Puede ser, incluso, que los
últimos reyes de Al-Andalus estén bajo el asfalto que diariamente recorren
miles de conductores desconociendo que su propia historia está allí perdida y
enterrada.
Creemos que
el antiguo cementerio de Mondújar es la rauda donde se encuentran enterrados
los Reyes de Granada.
Para justificar esto nos basamos
en los siguientes datos:
·
En el lugar donde está la iglesia se encontraba la mezquita
musulmana. En el pórtico de la iglesia hay dos columnas procedentes de la antigua
mezquita, que se incorporarían a dicho pórtico en 1857, cuando fue construido. Fue el cura
de entonces don Don Francisco Jabier González quien lo realizó
·
En algún momento se dejó de enterrar dentro de la iglesia,(como
ocurría en los primeros tiempos), y se empleó como cementerio un lugar ya
tapiado que se encontraba a unos 50 metros y que era muy apropiado para ello.
(El cementerio antiguo o rauda real nazarí)
·
La iglesia,(antigua mezquita), está situada al lado del antiguo
cementerio. Al igual que en la Alhambra, la rauda estaba muy cerca de la
mezquita
·
Sobre los 60 del S. XX este cementerio antiguo al quedarse pequeño
pasó al actual, al otro lado de la autovía
·
Varios testimonios antiguos, reseñados más arriba, también
justifican que la iglesia ocupaba el lugar de la antigua mezquita
·
Según el libro de Apeo (S. XVI) de Mondújar en el folio 27-vuelta,
cuando describe los diferentes hábices o propiedades de la iglesia dice:
"un pedazo de macáber cercado de tapias de un tercio de marjal poco mas o menos donde dicen que están enterrados los reyes moros de Granada"
Esta descripción concuerda totalmente con el cementerio antiguo y no da lugar a dudas al analizar sus paredes, puerta de entrada y localización al lado de la antigua mezquita.
El lugar estaba protegido, por paredes como era normal ante tumbas tan importantes. El antiguo cementerio de Mondújar deja ver con facilidad dos niveles de construcción, tanto en las paredes como en el nivel de la puerta. El más bajo de origen musulmán y el superior bastante más reciente.
"un pedazo de macáber cercado de tapias de un tercio de marjal poco mas o menos donde dicen que están enterrados los reyes moros de Granada"
Esta descripción concuerda totalmente con el cementerio antiguo y no da lugar a dudas al analizar sus paredes, puerta de entrada y localización al lado de la antigua mezquita.
El lugar estaba protegido, por paredes como era normal ante tumbas tan importantes. El antiguo cementerio de Mondújar deja ver con facilidad dos niveles de construcción, tanto en las paredes como en el nivel de la puerta. El más bajo de origen musulmán y el superior bastante más reciente.
Nosotros pues, pensamos que
el Antiguo cementerio de Mondújar está ubicado encima de la Rauda Real nazarí.
Los lugareños en un momento determinado, cuando pasaron bastantes años de la
conquista y sin saber que era la antigua rauda real de los reyes nazarís,
decidieron convertirlo en su cementerio. Por lo que debajo deben estar las
tumbas de los antiguos reyes de Granada.

Situación del antiguo cementerio de Mondújar. Lo proponemos como lugar de raudal real de las tumbas de los reyes nazaríes
·
Siguiente texto sacado de MANUEL ESPINAR MORENO HABICES DE LA MEZQUITA, RÁBITAS Y DEL REY DE MONDÚJAR
(VALLE DE LECRÍN, GRANADA) EN ÉPOCA MUSULMANA
"En el Pago
de Alitrar encontramos una haza de pequeña extensión pues solo alcanza
medio marjal poco más o menos, tiene dos olivos que pertenecen al alchimez o
centro de la mezquita, tiene como linderos las tierras de García González y las
de Pedro de Villareal. No sabemos si es de riego pues no lo dice el
escribano. En este mismo Pago se describe otra finca pequeña que era en
aquel momento un macaber o cementerio musulmán de gran importancia, estaba
cercado de tapias, alcanza una superficie de un tercio de marjal poco más o
menos, lo que indica que solo alcanza una extensión de 175 metros
cuadrados, en este lugar estuvieron enterrados algunos de los reyes moros
de Granada. Otra haza macaber del mismo Pago tiene
dos marjales de superficie cultivada, alinda con finca de Zacarías Rofi,
heredades y olivos de Pedro Biafora y un cerro donde estaban enterrados
muchos vecinos del lugar pues nos dice el escribano que en este terreno del
cerro existían un cementerio o macaber sin abrir todavía las sepulturas."
Gracias a alguna documentación
sobre los bienes habices de la iglesia de Mondújar, sabemos que
existieron varios cementerios en la localidad:
1.
El cementerio de la Iglesia, situado junto a ésta y cerca del pago
del Aljibe. Le suponemos una cronología cristiana.
2.
Un macaber de medio marjal de tierra en el pago de Alva, que
lindaba con las tierras de Pedro Ximenez, Francisco de Medina y con la acequia
llamada del Dornaxo.
3.
Un macaber cercado de tapias cerca de la Iglesia y frontero a su
puerta. Estaba junto a la senda que llevaba a los olivares de Morato, el camino
de la localidad y su barranco. En el Libro de Apeo y Repartimiento de Mondújar
(1572) se indica también la presencia de este sitio, cuando se reparte un
pedazo de macaber cerrado con tapias de un tercio de marjal, donde se decía que
estaban enterrados los reyes moros de Granada
4.
Una haza que era macaber de tres marjales, junto al camino que iba
a Mondújar.
5.
Una necrópolis de seis marjales.
6.
Un cementerio que estaba puesto de majuelo (septiembre de 1554) en
el camino que discurría a Béznar, junto al puente de Haratalarab (Talará)
Durante la construcción de la
autovía A-44 en su tramo Dúrcal-Ízbor, se llevaron a cabo una serie de
excavaciones arqueológicas que sacaron a la luz dos de estos ámbitos. La
necrópolis denominada Torna Alta contaba con 53 sepulturas muy homogéneas y
sencillas de época morisca (siglo XVI). Por su localización se puede
identificar con el macaber que según la documentación se ubicaba junto al
camino real que desde Acequias llegaba a Mondújar.
Más interesante resultó el
cercano yacimiento del Cerrillo de Mondújar, que ante la imposibilidad de
cambiar el trazado de la vía, tuvo que ser intervenido. El Cerrillo se localiza
al este de la localidad, muy cerca del escarpe donde se asienta el Castillo y
en las inmediaciones del casco antiguo de Mondújar. En este lugar se hallaron
49 tumbas de las cuales 15 pertenecían a una primera fase de ocupación y el
resto, unas 37 a un momento posterior. Éstas últimas eran más complejas que las
primeras –que estaban realizadas según el esquema tradicional de enterramiento
musulmán– y se organizaban en cuatro grupos estructurales, compuestos cada uno
por un número de sepulturas. Los ejemplos más notables mostraban una fosa de
inhumación profunda, de 1 m aproximadamente que en ocasiones, incluía una
primera cubierta sobre el cadáver y seguidamente un revestimiento exterior
complejo, con estelas en pies, cabecera y maqābriyya central en todos los casos
. Desconocemos si estas tumbas son las de los monarcas nazaríes que, tras la
toma de Granada, fueron trasladados aquí por Boabdil desde la rauda real de la
Alhambra. Los arqueólogos que trabajaron el yacimiento, apuntan que las
similitudes con estas formas de enterramientos son escasas, y que únicamente se
han encontrado en los sepulcros reales de la ciudad palatina. Asimismo añaden,
que 11 de las tumbas estaban vacías pero selladas, lo que parece indicar que
eran espacios secundarios

Otros enlaces
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Morayma